El Conde de Montecristo

Edmundo Dantés era un hombre de buen corazón, prototipo de lo que debe ser un ser honrado y trabajador. Labrado en el mar como marinero, empezaba a saborear los frutos del trabajo arduo y honrado, las cimas de las que dispone el que empieza de la nada y sin ayudas de nacimiento.
Sin embargo, la envidia, el egoísmo y la traición terminan por arrebatárselo todo. Una confabulación urdida por quienes deseaban lo que se había ganado y merecido, hacen que Dantés sea detenido el mismo día en que iba a casarse con la mujer que amaba con todo su ser y la cual juraba morir si él moría.
Termina por ser fundido en el castillo de If, encarcelado y condenado al olvido por las conveniencias de quien dirige la ley, mientras su padre muere de hambre ante las atrocidades de las que es víctima, todo el que le había ayudado empieza a correr mala suerte al interceder en su favor e incluso la mujer que decía amarle con toda su alma termina por casarse y tener un hijo con uno de sus traidores.
Las circunstancias hacen ver que los traidores de Edmundo gozan del éxito de una vida acaudalada. Así, ésta novela discurre en como Dantés en prisón sufre una metamorfosis en base al dolor y rencor, lo único que le queda. Con ayuda de un ente se convierte en un hombre educado, letrado y de gran visión, pero con una confianza en el ser humano completamente destrozada.
Así pues, logra renacer cuando se la daba por muerto y da inicio a una campaña de venganza a partir de las cenizas del hombre que fue traicionado.


Es inevitable sentir una fuerte empatía por el joven Dantés, que mereciendo todos los éxitos que ha podido cosechar se ve traicionado de una forma vil y baja. Es interesantísimo como Dumas padre logra crear personajes tan creíbles y vividos, cada uno con su personalidad y rasgos psicológicos particulares.

Llegado a un punto, uno mismo llega a odiar a quienes le han traicionado y parecen gozar de los beneficios de la vida. Inclusive, yo llegué a despreciar a Mercedes, quien había jurado morir si le pasaba algo a Dantés y sin embargo ayuda a completar la perdida total de Edmundo, al formar parte de su dolor, donde incluso el amor sirve para destrozar toda confianza en el genero humano.

Es sin lugar a dudas una novela apasionante y llena de factores que la convierten en una pieza excepcional, destinada a la memoria de las generaciones. La escritura cuenta con una fluidez inesperada, donde a pesar de contar con las pequeñas florituras y adornos de la época, es una prosa tranquila y que lleva al lector a querer saber el desenlace desde los primeros capítulos.

Debo decir que, a mi gusto, no es agradable dirigirse al lector directamente, vieja usanza de ese entonces, que sin embargo no priva de su grandeza a la obra. Donde el único pero que yo le pondría es el de un final un tanto blando e incluso pudiendo acusarse de remendado. Pero que responde a gustos personales. Cualquier reflexión, análisis o profundización en la obra, por bueno que sea, se queda corto ante la grandeza que nos trae Dantés convertido en conde y presto a mil y un interpretaciones.

Es una excelente novela, sumamente recomendable, una joya que debes leer. Tiene un 9 en la escala de Luis.

"El desdichado joven cesó en adelante de llamarse Edmundo Dantés, para convertirse simplemente en el número 34."
Capítulo XIV 
El preso furioso y el preso loco

"Y una risa amarga escapó de la boca del conde. Acababa de ver, como en un sueño, a su padre conducido a la tumba... a Mercedes marchando hacia el altar...
En el muro opuesto, una inscripción hirió su vista. Destacábase, blanca todavía, sobre la piedra verdosa.
Montecristo leyó:
¡Dios Mío!¡Conservadme la memoria!"
Capítulo LVI
El pasado

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